#XVL14 VS. #Ultra2014
Han terminado dos de los festivales de música más importantes en el continente americano, uno en México DF y el otro en Miami, región muy cercana a nuestra cultura e idiosincrasia.
Vive Latino (hashtag #XVL14 en Twitter) celebra 15 años de existencia con el lema Festival Iberoamericano de Cultura Musical, el cual es esencialmente el evento que atrae a más de 200 mil personas que buscan escuchar rock en vivo en todas sus expresiones, generalmente 170 a 180 bandas o proyectos con un porcentaje pequeño en inglés – este año estuvieron Arcade Fire, Nine Inch Nails, Placebo-, el resto todos de Iberoamérica encabezados en esta edición por La Ley, Zoé, Fito Páez, Julieta Venegas y Calle 13. Música alternativa, experimental, principalmente en vivo -entiéndase por vivo tocada con instrumentos eléctricos y acústicos más que por pistas-, y donde las canciones juegan un papel importante porque tienen letra. Se calculan 230K personas las que asisten en los 4 días del evento que impacta a ciudad de México en muchas formas, entre ellas, económicas, sociales e infraestructura.
Por su parte, Ultra Live Miami 2014 (hashtag #Ultra2014 en Twitter) celebró 16 años de existencia trayendo la otra cara de la realidad musical actual de gran convocatoria. Se define como el festival más importante de música electrónica EDM (Electronic Dance Music) del mundo. Las estrellas son los DJ’s: Tiësto, Afrojack, Armin van Buuren, Avicii, David Guetta, Hardwell y 200 más. Convocan sobre 300K personas en los 3 días de duración.
¿Qué veo yo? Además de un multimillonario negocio para los organizadores, patrocinadores y las ciudades que lo hospedan.
Veo masas humanas rendidas a movimientos artísticos que tienen visos de secta religiosa pues los llevan a un éxtasis orgásmico a través de los sonidos e imágenes que retumban en sus mentes. En el Ultra veo cuerpos secretando endorfinas y elevando las hormonas a vibrar sacando la libido a flote.
En el Vive Latino veo profundización en los mensajes de protesta, de compromiso social, de creación de consciencia de los latinoamericanos frente a la realidad que les toca vivir. Hay pachanga pero con mensaje de alerta: “Despertemos y hagamos algo por nuestro mundo”.
En Ultra siento evasión, “Todo me importa un carajo, solo quiero divertirme. EL Dj es el puto amo y me rindo a sus mezclas”.
Como que el rock y lo experimental del Vive me llega a una parte del cerebro y la descarga rítmica del Ultra a otro. Ambos me gustan. Uno representa mi compromiso con el rock latinoamericano en los 20 años que llevo viviendo en una ciudad tan hostil para la música en vivo como Miami. El otro me recuerda mis días felices como adolecente bailando Disco en los 70’donde todo era lindo, como lo es para estos chicos que lo hacen todo por estar en Miami.
El voltaje emanado en estos festivales no es chiste. Luces y sonido atentan contra el planeta y su ambiente, ¡Pero qué importa! La monada está gozando. En el Vive Latino veo muchas personas en el escenario montando y desmontando, conectando y desconectando entre el show anterior y el que viene, trabajando en extremo para que la mezcla de los instrumentos en vivo suene bien. En Ultra veo que máximo 3 personas ayudan al DJ a conectar su laptop o consola y va que chifla, ¡Tenemos un show! Si no fuera porque veo que en el escenario se ve un gato moviendo los brazos de vez en cuando arriba de la tarima, pensaría que no hace falta que haya una persona en el Ultra para hacer espectáculo, ¡Pero esperen! A la nueva generación todavía le interesa ver a alguien vivo en allí, así sea haciendo yoga.
Veo droga, mucha droga en los organismos de ambos grupos humanos -no solo molly, xtacy en uno y marihuana en otro -. Veo adicción al ruido, adicción a la alteración de la consciencia, al estado normal de cosas, así como el banquero es adicto al dinero y el político al poder, veo chicos adictos a melodías y beats liberadores que llaman a los demonios a tomar posesión del momento.
Veo logísticas impresionantes en ambas producciones. Sistemas de sonido y luces súper sofisticadas y esquemas de planeación y estrategias que toman meses en lograrse; veo sistemas eficientes y en pleno funcionamiento por todas partes. Veo ingeniería y tecnología; todo para que cientos de miles de personas puedan “perder el control” en un ambiente seguro y controlado.
En el Ultra veo sexo, mucho sexo; cuerpos sensuales y poca ropa, no es para menos: el clima de Miami ayuda. En Vive Latino veo chamarras de cuero, taches, ropa menos apretada, mucho pelo, mucho, y en todas partes del cuerpo. Artesanías, artículos orgánicos, consciencia ambientalista. Gente comprometida, gozando, pero comprometida, en la Ciudad del Rock del Foro Sol.
Veo que existen bandos de fanáticos de ambos mundos; algunos se odian entre sí. Los EDM dicen que los rockeros no están en nada, que eso es antiguo, que ya pasó, que lo nuevo es bailar y gozar, que no importa que no haya música en vivo.
Los del Vive Latino dicen que la música debe ser en vivo, que el mensaje de las letras es importante, que la EDM embrutece.
Los del Ultra dicen que así los DJ mezclen en vivo la música es grabada y a la audiencia no le importa. Y tienen razón pues convoca a toda la raza humana. Este sonido es universal, atrae a la juventud de los 5 continentes.
El festival Ultra no está solo en esto de fomentar el EDM, existen también Tomorrowland, Electric Zoo Festival, Electric Daisy Festival y más.
El Vive Latino tampoco está solo en eso de fomentar el rock. Rock en Rio, Glastonbury Lollapalooza, Coachella y otros también dan la pelea.
Algunos de ellos lo que están haciendo es mezclar las dos vertientes para tener a todo el mundo contento.
Por eso yo pregunto: ¿Qué ven Uds.? ¿Cuál su visión de los festivales del futuro y en general de la música? ¿Hacia dónde vamos?
#XVL14 VS. #Ultra2014
Han terminado dos de los festivales de música más importantes en el continente americano, uno en México DF y el otro en Miami, región muy cercana a nuestra cultura e idiosincrasia.
Vive Latino (hashtag #XVL14 en Twitter) celebra 15 años de existencia con el lema Festival Iberoamericano de Cultura Musical, el cual es esencialmente el evento que atrae a más de 200 mil personas que buscan escuchar rock en vivo en todas sus expresiones, generalmente 170 a 180 bandas o proyectos con un porcentaje pequeño en inglés – este año estuvieron Arcade Fire, Nine Inch Nails, Placebo-, el resto todos de Iberoamérica encabezados en esta edición por La Ley, Zoé, Fito Páez, Julieta Venegas y Calle 13. Música alternativa, experimental, principalmente en vivo -entiéndase por vivo tocada con instrumentos eléctricos y acústicos más que por pistas-, y donde las canciones juegan un papel importante porque tienen letra. Se calculan 230K personas las que asisten en los 4 días del evento que impacta a ciudad de México en muchas formas, entre ellas, económicas, sociales e infraestructura.
Por su parte, Ultra Live Miami 2014 (hashtag #Ultra2014 en Twitter) celebró 16 años de existencia trayendo la otra cara de la realidad musical actual de gran convocatoria. Se define como el festival más importante de música electrónica EDM (Electronic Dance Music) del mundo. Las estrellas son los DJ’s: Tiësto, Afrojack, Armin van Buuren, Avicii, David Guetta, Hardwell y 200 más. Convocan sobre 300K personas en los 3 días de duración.
¿Qué veo yo? Además de un multimillonario negocio para los organizadores, patrocinadores y las ciudades que lo hospedan.
Veo masas humanas rendidas a movimientos artísticos que tienen visos de secta religiosa pues los llevan a un éxtasis orgásmico a través de los sonidos e imágenes que retumban en sus mentes. En el Ultra veo cuerpos secretando endorfinas y elevando las hormonas a vibrar sacando la libido a flote.
En el Vive Latino veo profundización en los mensajes de protesta, de compromiso social, de creación de consciencia de los latinoamericanos frente a la realidad que les toca vivir. Hay pachanga pero con mensaje de alerta: “Despertemos y hagamos algo por nuestro mundo”.
En Ultra siento evasión, “Todo me importa un carajo, solo quiero divertirme. EL Dj es el puto amo y me rindo a sus mezclas”.
Como que el rock y lo experimental del Vive me llega a una parte del cerebro y la descarga rítmica del Ultra a otro. Ambos me gustan. Uno representa mi compromiso con el rock latinoamericano en los 20 años que llevo viviendo en una ciudad tan hostil para la música en vivo como Miami. El otro me recuerda mis días felices como adolecente bailando Disco en los 70’donde todo era lindo, como lo es para estos chicos que lo hacen todo por estar en Miami.
El voltaje emanado en estos festivales no es chiste. Luces y sonido atentan contra el planeta y su ambiente, ¡Pero qué importa! La monada está gozando. En el Vive Latino veo muchas personas en el escenario montando y desmontando, conectando y desconectando entre el show anterior y el que viene, trabajando en extremo para que la mezcla de los instrumentos en vivo suene bien. En Ultra veo que máximo 3 personas ayudan al DJ a conectar su laptop o consola y va que chifla, ¡Tenemos un show! Si no fuera porque veo que en el escenario se ve un gato moviendo los brazos de vez en cuando arriba de la tarima, pensaría que no hace falta que haya una persona en el Ultra para hacer espectáculo, ¡Pero esperen! A la nueva generación todavía le interesa ver a alguien vivo en allí, así sea haciendo yoga.
Veo droga, mucha droga en los organismos de ambos grupos humanos -no solo molly, xtacy en uno y marihuana en otro -. Veo adicción al ruido, adicción a la alteración de la consciencia, al estado normal de cosas, así como el banquero es adicto al dinero y el político al poder, veo chicos adictos a melodías y beats liberadores que llaman a los demonios a tomar posesión del momento.
Veo logísticas impresionantes en ambas producciones. Sistemas de sonido y luces súper sofisticadas y esquemas de planeación y estrategias que toman meses en lograrse; veo sistemas eficientes y en pleno funcionamiento por todas partes. Veo ingeniería y tecnología; todo para que cientos de miles de personas puedan “perder el control” en un ambiente seguro y controlado.
En el Ultra veo sexo, mucho sexo; cuerpos sensuales y poca ropa, no es para menos: el clima de Miami ayuda. En Vive Latino veo chamarras de cuero, taches, ropa menos apretada, mucho pelo, mucho, y en todas partes del cuerpo. Artesanías, artículos orgánicos, consciencia ambientalista. Gente comprometida, gozando, pero comprometida, en la Ciudad del Rock del Foro Sol.
Veo que existen bandos de fanáticos de ambos mundos; algunos se odian entre sí. Los EDM dicen que los rockeros no están en nada, que eso es antiguo, que ya pasó, que lo nuevo es bailar y gozar, que no importa que no haya música en vivo.
Los del Vive Latino dicen que la música debe ser en vivo, que el mensaje de las letras es importante, que la EDM embrutece.
Los del Ultra dicen que así los DJ mezclen en vivo la música es grabada y a la audiencia no le importa. Y tienen razón pues convoca a toda la raza humana. Este sonido es universal, atrae a la juventud de los 5 continentes.
El festival Ultra no está solo en esto de fomentar el EDM, existen también Tomorrowland, Electric Zoo Festival, Electric Daisy Festival y más.
El Vive Latino tampoco está solo en eso de fomentar el rock. Rock en Rio, Glastonbury Lollapalooza, Coachella y otros también dan la pelea.
Algunos de ellos lo que están haciendo es mezclar las dos vertientes para tener a todo el mundo contento.
Por eso yo pregunto: ¿Qué ven Uds.? ¿Cuál su visión de los festivales del futuro y en general de la música? ¿Hacia dónde vamos?